El urólogo tiene cuatro descendientes: dos de ellos son médicos como él, una es licenciada en Nutrición y otra es maestra jardinera. Los tres primeros han trabajado o lo hacen con su padre.
Daniel López Laur es un reconocido médico urólogo de nuestro medio que ha dividido su vida profesional entre el ejercicio de la medicina y la docencia. Fuerte debe haber sido su pasión por las ciencias médicas ya que dos de sus cuatro hijos, Rodrigo (31) y Gastón (29), quien actualmente vive en Chile, siguieron esta carrera e incluso su especialidad, Urología. Constanza (33) siguió un camino afín al de su padre y hermanos al optar por Nutrición, algo que le ha permitido trabajar con los tres. Marcela (28) es la única que eligió una carrera muy diferente, es maestra jardinera.
–¿Qué pasó que Marcela no siguió Medicina o una carrera afín? ¿Es la oveja negra de la familia?
–(Risas) Rodrigo: No, le dijimos no estudiés esto…
–Constanza: ¡Es la única inteligente de la familia!
–Parece que la influencia paterna ha sido fuerte…
–(Risas) Daniel: Yo no los he influido (carcajadas de todos). Han visto ejemplos. No le dije a ninguno que siguiera esta carrera o aquella otra. Creo que sí les di ejemplo de voluntad, de sacrificio, de lectura, en eso sí yo considero que he dado ejemplo, si no, no hubieran seguido esta carrera. No se la impuse a ninguno y menos Urología, ellos solos lo decidieron.
–Rodrigo: A mi hermano y a mí nos gustaban las especialidades quirúrgicas y dentro de las especialidades quirúrgicas la Urología se nos presentaba como un camino más llano, porque ya la conocíamos en cierta manera, el camino estaba allanado.
–¿Han tenido como fuente de consulta a su papá, desde la época de estudiantes hasta ahora?
–Rodrigo: Yo sí, lo consulté y lo consulto, por supuesto.
–Daniel: Yo también consulto con ellos. Por ejemplo, fundamos el Laboratorio de Enfermedades Metabólicas y Cáncer en la Universidad Maza, donde el intelecto lo pone Constanza y soy yo el que aprendo de ella, no ella de mí, porque tiene una metodología de trabajo que adquirió en sus estudios en Pamplona y Estados Unidos y que han hecho que esté muy capacitada. Es mi mano derecha, izquierda… Ahora que se me ha ido al Conicet me ha dejado un vacío enorme (risas).
–Constanza: En cierta manera yo lo terminé llevando a él a la investigación y ahora ya tenemos varios trabajos publicados. Lo llevé a la investigación y ahora dirige él el laboratorio (risas).
“La Furia” con festejo local
Así como Rodrigo se dedicó al rugby (ver aparte), Daniel es un apasionado por el fútbol, deporte que actualmente practica. Por lo tanto, el Mundial fue seguido con particular atención y el domingo pasado hubo festejos por el triunfo de la Furia Roja, la selección española. Es que Juan Agustín, su nieto mayor, nació en España, cuando su mamá estaba allí estudiando. “Él es navarro, es de Pamplona, así que está de fiesta. El día del partido decía: ‘¡Arriba, España!’ por todos lados (risas).
–Constanza: Al final estuvimos todos festejando…
–Y si había un enfrentamiento entre España y Argentina, ¿qué hubiera pasado?
–Constanza: Ahí Juan Agustín se hubiera inclinado por Argentina.
De influencias varias
–Cuando eran chicos, ¿papá los llevaba al consultorio?
–Rodrigo: No, no participábamos de su trabajo. Cada uno estaba en sus actividades.
–Daniel: No los llevaba, por eso digo que nos lo influencié (risas).
–Constanza: Yo ahora estoy haciendo investigación con animales, con ratas y a mis hijos los llevo conmigo al laboratorio y ya conocen hasta el nombre de las ratitas (risas).
–Daniel: Mi esposa, Matilde Fontana, tuvo una importancia enorme en la formación de los chicos, porque ella llevó todo el peso de la casa. Al principio yo trabajaba de 7.30 a 21, iba un ratito a almorzar si podía y por eso digo que mi mujer en esto fue fundamental.
–Constanza: Fue una madre muy presente, de acompañar mucho a sus hijos, en el colegio, en el deporte, en todo. Y es así hasta el día de hoy.
–Debe haber valorizado mucho su trabajo, porque de otro modo no hubieran seguido la misma carrera…
–Daniel: Es probable, ¡no lo sé porque no estaba presente en esas charlas! Me debe haber dejado bien (risas).
Fuente: Diario Uno